Te escribo

Te escribo
para decirte
que hoy estoy solo
que echo de menos tus abrazos
tus miradas de complicidad
el roce de tu mano en mi espalda
y tus besos
los dulces
los húmedos
los furiosos
los cálidos

Echo de menos tus manos
en mis caderas
tus ojos fijos en mí
tu risa y tu llanto
y sobre todo
echo de menos
decir tu nombre
saber tu nombre
que tengas nombre
que tengas cara
que hayas existido alguna vez
que no seas solo un sueño
de mi locura
que busca un motivo
para seguir tirando.
(18.6.2008)

Tus primeros versos

Tuve entre mis manos
esa ave viajera
y la tuve que soltar.
Soñé contra un lecho de rosas
y ahora todo parece
como un triste desierto.


Apaga mi grito con tus besos,
calma mi llanto con tus miradas.

Son los primeros versos
que te doy
y son los hilos
que hilvanan
nuestra relación
esta alucinación.

Has logrado despertarme
al fin hoy
la larga noche de miedos
ya pasó
quizá confíe de nuevo
en el amor.

El reposo en tu remanso
me ha devuelto las fuerzas
para mirar el pasado
como un montón de promesas
ya cumplidas.

Apenas dos notas
dura tu nombre
como si de un principio
fuesen el anuncio.

Acaso seas tú quien acabe con este llanto
que murmura dentro de mi alma
acaso seas tú quien derribe este muro tenaz q
ue aprisiona mi corazón en la jaula
acaso seas tú quien por fin abra mis ventanas
para que entren, para que salgan
los sentimientos
acaso seas tú quien duerma este niño oculto
que te quiere despertar el alba.
(Noviembre 2002)

Al doblar la esquina te veía a lo lejos

Al doblar una esquina
te veía a lo lejos
desaparecer tras otra
y sabía que eras tú.

Me despertaba en medio del sueño
y abría los ojos,
buscándote sabiendo
que no estabas aunque existías.
No tenías rostro.
(1.11.2002)

Besarte, amarte, despedirte,
esperarte, sentirte, sonreirte,
decirte, cantarte, explicarte,
preguntarte, escucharte, amarte.

El amor, como un hilo,
flotando en el agua,
perdido, girando, girando,
pero sin nunca romperse.
(29.10.2002)

Tu lecho
hecho
de piel temblorosa
me explotó
entre los brazos
sin sangre
sin ruido
entre susurros
que como sortilegio
me encadenaron
a tí.
Oh, Dios, ¿por qué
espero la hora de tenerte?
(29.10.2002)