Déjame vivir,
muerte pertinaz.
Déjame sentir,
amar hasta mi última mirada,
reír hasta mi último aliento;
llorar por los que no tienen,
cantar a los que me escuchan,
bailar con los que me aguardan.
Ayúdame a quitar
esta coraza de mi corazón,
esta mordaza de mis labios,
esta venda de mis ojos;
porque quiero sentir,
quiero besar,
mirar a la persona amada
y sentir que todo esto
tuvo sentido.
Y cuando vengas, muerte,
seas bien recibida,
porque haya agotado
hasta mi último latido
en ponerlo en valor,
bebiendo la vida
a sorbos,
sabiendo lo que vale,
lo que bebo.
(L.C.Crespo Aguirre, 17/11/2013)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario